Continuemos con nuestro encuentro simbólico con el color rojo, hemos recorrido mas de veinte siglos de grandes civilizaciones occidentales donde, a pesar de la diferencia simbólica, prevaleció como el rey de los colores. Es a partir del siglo XIV que comienza a perder su reinado en detrimento por el color azul y los tonos oscuros.
Mucha gente ha asociado a la Edad media con el uso de los tonos oscuros, cuando en realidad es la época de los tonos luminosos, sobre todo del rojo; a partir del año 1500 comienza a presentarse como “el mas Feo de todos los colores”, ¿Cómo explicar este cambio de pensamiento tan radical?
Esto se debe a una transformación sustancial de las morales de las cortes, influenciadas por la Reforma Protestante y que la Iglesia Católica adoptó para no verse rebasada; el rojo es visto ahora como un color indecente, costoso (por los materiales para su obtención), inmoral, depravado. Incluso los papas cambian el color de su atuendo por el blanco.
La Reforma declara la guerra a todos los colores luminosos, a los colores vivos en las vestimentarias y objetos; se da lugar a un eje negro-gris-blanco y la Iglesia Católica siguiendo estas ideas, resurge al color rojo en su lado “malo” asociado a los crímenes de sangre y a las flamas del infierno. En el siglo XVIII se introduce el “sistema de los siete pecados capitales” donde el “orgullo”, la “lujuria”, la “ira” y la “gula” son asociados con el color rojo; (la “avaricia” es verde, la “envidia” amarilla), la “pereza” roja o amarilla, rara vez azul. Como se ve en la siguiente imagen:
Es el momento donde el rojo se considera como el color de “la falta y del castigo”, el color del diablo, quien en sus representaciones suele tener una combinación de negro y rojo.
En la vida cotidiana, el hombre renacentista y moderno intenta no utilizar estos colores al mismo tiempo por esta asociación simbólica. El tablero de ajedrez es un ejemplo: los árabes lo utilizaron con el tablero en rojo y negro, el hombre occidental lo prefiere en blanco y negro.
En esta concepción de castigo los condenados fueron vestidos con este color, los deportados (hasta el siglo XIX); el traje naranja de los prisioneros del Guantánamo actual sería una derivación de esta idea.
Algunos prisioneros que escaparon a la pena de muerte, sus cuerpos fueron tatuados con hierro rojo para guardar la huella de su falta, o su nombre quedó escrito en letras rojas en los libros de justicia. (novela “La letra Escarlata”). Algunas de nuestras practicas contemporáneas como los letreros de prohibición; amenazas de sanción; el quedar inscrito en la “lista roja” como deudor; o la corrección de los exámenes escolares en rojo son una continuación de ese imaginario colectivo.
El mundo renacentista y moderno, a pesar de los avances de la ciencia y el pensamiento, sigue arrastrando en su andar pensamientos antiguos, como el considerar a los humanos con cabellos rojos como seres en los que no se puede confiar (simbolizando mentira, traición, trampa, deslealtad), un diptongo de la época decía:
“Los rubios son orgullosos y magnánimos porque se parecen al león.
Los morenos son fuertes y solitarios porque son como los osos.
Los pelirrojos son tramposos y malvados porque se parecen a los zorros”.
Se creía que cruzarse en la calle con un personaje de cabello de este color se consideraba un mal presagio (actualmente aun hay gente que pellizca o hace un signo al ver un pelirrojo). Se conceptuaba que todas las mujeres que portaban una cabellera roja eran brujas o prostitutas.
Al alba de la modernidad se multiplican las leyes y decretos vestimentarios que emanaban de las autoridades civiles, con el afán de combatir las modas escandalosas, los gastos suntuosos, pero sobre todo de reforzar las barreras entre las diferentes clases sociales. De esta manera el rojo es destinado a quienes ejercen una profesión o una actividad que se encuentra al margen del orden social; con ello las prostitutas son forzadas hasta el siglo XVIII a llevar una prenda de color rojo para distinguirse de las “mujeres honestas”. O los carniceros, verdugos, leprosos, borrachos, condenados a los que se agregaran los no-cristianos, los judíos y los musulmanes.
(pintura del siglo XVIII. Jesús sanando un leproso)
Pero en lo que concierne a la burguesía y la aristocracia, los colores vivos y costosos, como el rojo les será permitido en las grandes fiestas y carnavales. Para el resto de la población le será permitido también el rojo en ceremonias y festividades, pero en un tono mas oscuro o deslavado, un ejemplo de ello son los casamientos donde la novia se vestía en rojo, es hasta finales del siglo XIX que aparecen los vestidos de boda en blanco.
A partir del siglo XVIII (el siglo de las luces), el progreso de la química de los colorantes favorece al uso nuevamente de los colores, sin embargo, el rojo no volvió a tener el lugar de antaño, es sobre todo el azul y verde que prevalecen, es el momento de la aparición de tonos claros y tenues, el rojo declina en rosados y violetas claros. Es a mediados del siglo XIX que comienza la identificación por géneros de los recién nacidos (rosa y azul) en la aristocracia y en los años 1930 cuando las telas se vuelven mas resistentes al lavado se generaliza esta costumbre al resto de las clases sociales.
La antigua identificación del rojo como símbolo de fuerza y masculinidad, declina en el rosa esencialmente femenino, llevado a los extremos en la década de 1970 con la aparición de la muñeca Barbie.
El rojo intenso prevalecerá en maquillajes, que, aunque en algún tiempo también utilizaron los hombres, quedará para uso casi exclusivamente femenino.
Las señales de transito harán uso corriente también del rojo en esta noción de prohibición. Una ultima herencia del mundo moderno occidental, será la introducción del rojo en la vida política, donde la mayoría de los movimientos populares serán identificados a este color con la Revolución francesa. Esta asociación simbólica se mostrará en innumerables banderas de los nacientes Estados modernos y el apogeo del rojo político lo veremos en 1922 cuando la Unión Soviética lo utiliza totalmente en su bandera.
Con estos párrafos damos por terminado a nuestra explicación simbólica a través del tiempo sobre el color rojo, quien fuera por mucho tiempo el “rey de los colores” por mas de dos mil años y en solo trescientos perdió su “corona”.