Este ritual se realiza en domingo al mediodía. Primero tomamos las velas y las ungimos totalmente con la canela en polvo. Colocamos las velas formando un triángulo frente a nosotros.
En la hoja blanca escribimos nuestra petición muy claramente y la situamos en el centro del triángulo, colocando encima de la hoja la pirita. Encendemos a los costados de nuestro triángulo de velas los inciensos de jazmín y de ámbar, y frente a todo esto se enciende el carbón, repitiendo:
“Invoco al Sol, ¡espíritu grande! Para que proteja
con su encanto mi casa, a mí y a lo que amo tanto.
Te conjuro para que eleves mis limitaciones,
eleves mi pensamiento y me otorgues
lo que necesito y merezco; a ti Gran Padre Sol
yo me encomiendo. ¡Qué así sea!
Una vez que se consuman las velas, los restos de la cera y la hoja con nuestra petición lo enterraremos en un jardín o en una maceta con flores; la pirita la llevaremos siempre con nosotros hasta ver el resultado. También podemos colocarla en un cajón con dinero o junto a documentos relacionados con inversiones, bancos o negocios.