Escrito por Janendra
Hoy quiero regalarte un ritual que escribí para una querida amiga que necesitaba trabajar un duelo. La muerte es parte de las vivencias que tendremos a lo largo de este camino y cada uno de nosotros hemos perdido a alguien que amamos. Durante estos dos años la pandemia recrudeció nuestra consciencia de la muerte y muchos perdimos a familiares y amigos. El no podernos despedir de nuestros seres amados, o hacerles compañía en su agonía, se convirtió en una fuente más de dolor.
Escribí este ritual como una forma de despedirse de quienes murieron, es a la vez un apapacho y un lugar seguro para llorar. Si haces este trabajo mágico me gustaría decirte que el duelo es un proceso complejo, y tomará tiempo llegar a un punto donde encontremos aceptación. Ten paciencia contigo misma y permítete fluir con cada una de las emociones que este sendero tiene para ti.
Es muy importante que si tuviste varias pérdidas trabajes solo una, este ritual es como una cita con quién falleció y puede ser muy agotador. Puedes hacer este ritual para cada uno de tus muertos, pero date tiempo entre uno y otro.
El ritual debe celebrarse al caer el ocaso, que es el momento de renovación energética del planeta. Trabajaremos con las mariposas que en diferentes culturas son diosas o guardianes de la muerte. Ellas dominan la transmutación, el renacimiento y el cambio. Son seres gentiles, que con el batir de sus alas nos impulsan a cambiar y llevan esperanza y vida dondequiera que vayan. También, a veces, le prestan su cuerpo a los muertos para despedirse de los vivos, para decirnos que la muerte es un paso más de la existencia.
Esto es lo que necesitarás:
Busca un lugar tranquilo donde puedas trabajar sin ser molestada. Con los pétalos forma un círculo a tu alrededor. El círculo tiene que tener un espacio suficiente para los materiales y para sentarte en el suelo, o en una silla, de forma cómoda. Puedes poner al centro un pequeño altar con todos los elementos y algunas fotos tuyas con la persona que falleció. Recuerda que una vez que creas el círculo no podrás salir de él hasta terminar el trabajo. Ve al baño antes de comenzar.
Una vez creado el espacio del círculo con los pétalos, párate el centro. Frente a ti, en los pétalos, pondrás la primera flor y dirás:
Llamo a las mariposas del agua. Que su paciente susurro bendiga mis lágrimas y me permita sentir desde el corazón.
A tu derecha pondrás la segunda flor y dirás:
Llamo a las mariposas del aire. Que el ligero aleteo de sus alas limpie mis pensamientos y ponga esperanza y amor donde hay miedo y desolación.
Detrás de ti pondrás la tercera flor y dirás:
Llamó a las mariposas de la tierra. Que la suave firmeza de sus patas me enraícen y fortalezcan mi andar.
A tu izquierda pondrás la cuarta flor y dirás:
Llamó a las mariposas de fuego. Que la fuerza de su vuelo encienda en mí el deseo de ser y hacer.
Cierra tus ojos e imagina que estás rodeada de pétalos, flores y mariposas que forman un círculo protector a tu alrededor. Agradece su presencia y siéntate al centro del círculo. Prende el incienso.
Enciende la vela negra que te representa a ti. Llama a tu inconsciente y tu consciente para que te permitan trabajar en este ocaso. Enciende la vela de la persona que falleció y pídele que venga para que trabaje contigo.
En las hojas de colores recorta trece mariposas. En seis de ellas escribe anécdotas sobre la vida de quien falleció y lo que su vida significó para ti. Charla con él o ella mientras rememoras y escribes.
En las otras seis mariposas escribe lo que la muerte de esta persona causó en ti y cómo cambió tu vida a partir de su muerte. Escribe también aquello que quedó inconcluso en su relación. Charla con él o ella y cuéntale lo que pasó tras su muerte mientras escribes.
Tómate unos minutos para comerte el dulce. En la mariposa restante escribe una carta de despedida para quien falleció. Escribe y dile todo lo que necesites que sepa.
Con la vela blanca enciende cada una de las mariposas y ponlas en el caldero o el plato. Deja que se consuman. Cuando ya solo queden cenizas sácalas con tus manos y sóplalas para que esta persona a la que amaste se las lleve consigo. Agradécele y despídele con amor.
Come y bebe para reponer tus fuerzas. Cuando estés lista para abrir el círculo ponte en pie. Colócate frente a la última flor que pusiste y di:
Mariposas del fuego, les agradezco por escuchar mi llamado, pueden marcharse ahora, feliz partida y feliz reencuentro.
Continúa con el resto de las flores y di en cada una la misma despedida, recuerda cambiar el fuego por tierra, aire y agua respectivamente. Deja que la vela blanca y negra se consuman rodeadas por la ceniza. Descansa. De ser posible duerme un rato.
Recoge los pétalos, flores y cenizas, entierralos en tu jardín o una maceta. Es normal que este ritual nos ponga emocionales y que nos sintamos cansadas, en los días posteriores aliméntate y come bien. Espero que este ritual pueda serte de utilidad.